domingo, 5 de septiembre de 2010

Otra súbita pérdida.


Al despertar, antes de partir, siento como millones de flechas,
que se clavan en el centro de mi corazón, tu escencia no desaparecio,
el alivio vuelve, pero me faltaba algo, sentía angustia.
La verdadera y única razón, la pérdida de un gran compañero, el alma me lo reveló,
esas peleas, esos abrazos, esos momentos, la vista nublada de tristeza humedece mis ojos.
No quería soltarte, aunque pude pasar tus últimos momentos contigo, no lo hice.
Aun recuerdo ese sentimiento que te sostenia y te abrazaba en cada momento.
Lamento haber hecho las cosas mal, un impulso tonto me llevo a maltratarte,
pero no a odiarte, y hoy lamento tu retirada, mirandote a las ojos y dejandote caer.
nunca te olvidare viejo amigo, como aquel amor en el que comenzó mi busqueda,
siempre te querre; de nuevo, gracias al destino, he sufrido otra súbita pérdida.

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